El sentido liberal


El sentido liberal

 

Es estos días que avanzan las fechas de elecciones en España y el Reino Unido,  dos países que por sangre de madre y padre me unen en un compartido sentido de patriotismo, quería  reflejar sobre  aspectos que me llaman la atención ya que tienen que ver con algunos valores de conducta cívica además de política.

De los recién acontecimientos, quería remarcar  en dos que se vivieron por separado en ambos países a principios de  esta semana   y que por algunas horas dominaron la cobertura mediática nacional.

El primero, que se vivió en Barcelona,  fue los abucheos y empujones que recibieron algunos asistentes a  los premios   de la Fundación Prensa de Girona, y los insultos callejeros a la corona Española.

El segundo, que se vivió en Londres, fue el cálido recibimiento en la Cámara de los Comunes que recibió el moderado y conciliador Laborista  Sir Lindsay Hoyle al ser elegido  por un amplia representación  del partidos del gobierno y opositores como el Nuevo Presidente o ‘Speaker’ .

Consciente de las divisiones y al ambiente enfurecido provocado durante el mandato de su antecesor, el controvertido y auto promotor John Bercow,el discurso de Hoyle se centró en enfatizar le necesidad urgente  de restablecer los buenos modos de comportamiento en el parlamento más antiguo de Europa.

Más allá  de mantener el derecho de los diputados de cuestionar y cuando fuese necesario de desviar o bloquear los planes autoritarios y sin consenso del ejecutivo , Hoyle insistió en  restablecer un ambiente de respeto cívico y tolerancia entre los que no comparten los mismos programas políticos pero que forman parte de un estado constitucional  y democrático.

Hoyle también prometió hacer todo los posible para asegurar la seguridad de parlamentarios que han sido amenazados verbalmente y físicamente por extremos exteriores a la Cámara , y que han llevado  a algunos  de ellos ,a  abandonar sus cargos por temor a los actos violentos que podía afectar a su vida familiar además de su derecho de ejercer su derechos democráticos de representación de sus votantes.

El discurso sirvió como una afirmación  de la herencia tana razonable y humana del gran filósofo anglosajón y el ‘padre del liberalismo’  John Locke   que tanta influencia tuvo en le evolución de las democracias.

La idea de razonabilidad y la ausencia de fanatismos  es  hilo dominante  de los escritos  de Locke que describió la  naturaleza como “la convivencia humana”.

Al escuchar a Hoyle también me vino el recuerdo de mi abuelo Gregorio Marañón cuya idea de un España plural hizo que durante  la Guerra Civil señalara que los vencedores debían mostrar generosidad hacia los vencidos.

Ya desde el exilio Marañón habla con  profundo dolor sobre como los protagonistas de la gran tragedia española de los años treinta afrontaron el desgarro que les imponían las circunstancias.

Y ya de vuelta en la España de la posguerra dejaría escrito en sus Ensayos liberales de 1947: “El liberalismo es, pues, una conducta y, por lo tanto, mucho más que una política. Y, como tal conducta, no requiere profesiones de fe sino ejercerla, de un modo natural, sin exhibirla ni ostentarla. Se debe ser liberal sin darse cuenta, como se es limpio, o como, por instinto, nos resistimos a mentir”.

Algo de ese liberalismo limpio  que  unen a Locke y Marañón y que apunta más al talante personal que a las formulaciones ideológicas- es lo  que el  nuevo ‘speaker’ de la Cámara de los Comunes Hoyle interpreta como una manera de ser cívica de hacer y debatir  política.

Taz vez pos eso que en el mismo día que hablo Hoyle sentí dolor a leer desde Londres  que los grupos de choque de los autodenominados Comités de Defensa de la Republica y Picnic por La Republica escogieron una esquina de la avenida del Dr. Marañón en Barcelona para increpar a sus declarados enemigos, con empujones  y gritos y quemaduras de fotografías  del Rey Felipe V1.

Mi abuelo siempre tuvo una gran amor y respeto hacia  los Catalanes y creo que hubiese compartido la esperanza de “una Catalunya orgullosa  de sus señas de identidad, plural e integradora,”- palabras del Rey Felipe en su discurso el lunes en Barcelona, desgraciadamente enfrentadas por los que han perdido su sentido cívico.

 

 

 

 

 

 

 

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